Esta obra recrea el concepto de la festividad, propia de los rituales afro caribeños dentro de la naturaleza isleña, en la que alegría, color y forma tienen su habitáculo. Los elementos que acompañan la imagen se enmarcan imaginariamente en la fuerza del sonido percusión, el movimiento de los cuerpos ligados a la danza, todo ello saturando el espacio pictórico con líneas sinuosas que invocan sensualidad, así como seres saludables en medio de la urbano-cotidiano donde las relaciones: trabajo, religión y familia se producen en plena libertad.