La obra representa un bosque y forma parte de mis mundos y pasiajes imaginarios. Los trazos, líneas y repeticiones de patrones son base en la obra. Esta escultura consta de dos materialidades, metal y fieltro. La dureza y frialdad del fierro dialogan con la suavidad y calidez de la lana. Estos dos materiales tan distintos entre si demuestran que si es posible coexistir si se les permite, creando una armonía única generada por la voluntad creadora. Cada material aporta su rol, la lana genera ritmos alternos de color, ritmos por repetición y degradación aparte de su calidez y suavidad. Así mismo, el metal, genera sus propios ritmos en la disposición en el plano, texturas y sus diferentes alturas. De su frialdad puede surgir calidez, así como en los seres humanos, quienes con voluntad podemos coexistir siendo diferentes, solo debemos permitir que suceda, aceptar nuestras diferencias y compartir el espacio así como la naturaleza lo hace en el bosque.